¡Hasta aquí hemos llegado! -Recuerdo que pensaba justo antes de mi último aliento-.
Recuerdo aun a toda aquella muchedumbre, esas grandes masas paseando por la calle, en
busca de sus trabajos, de sus colegios e institutos… recuerdo también que era un día soleado.
Un día brillante y despejado. Un día luminoso, perfecto para salir a pasear, jugar, o incluso a
trabajar –que irónico-. Un día perfecto para terminar con este dolor, un dolor que sin saber
porque aun me invade…
este, pensé-.La verdad, es un lugar en el que no cabe preocuparse de nada. Un lugar en el que
todo es tan preciso como las agujas de un reloj. Un lugar en el que casi podrían rozarse entre
si, los dedos con el cielo. Un cielo que aquella mañana parecía único. Como si nunca hubiera
visto uno igual. –Pensaba mientras contemplaba aquel horizonte tan urbano, pero
tan bonito a la vez- . Claro, que piensen en toda esa gente: niños, adultos, ancianos o jóvenes
en busca de una vida. Personas que, desde aquí son como granos de arena sobre un mar
abierto. Personas como hormigas en sus hormigueros, o como pequeños puntitos, que vistos a
tales alturas, me recuerdan a esos magníficos luceros en las noches de verano. Personas que
no saben nada. ¿O sabrán que les aguarda a cada uno de ellos? No creo, ni siquiera creo que
fantaseen con vidas perfectas, llenas de triunfos o ascensos...¿Que, qué hago aquí?
–Eso mismo me preguntaba yo contemplando esta larga caída, tal como un acantilado.- A decir
verdad, no es ninguna tontería, pues sigo sin recordar como he llegado aquí. Todo empezó con
aquella mujer. Tan genial, tan maravillosa: con la que llevaba compartidos casi 4 años de mí
vida. Los últimos 4 años de mi vida. Era tan bella, tan perfecta Brillante de por si misma…
4 años es mucho tiempo…. Aquella mujer lo era todo para mi, de echo aun lo sigue siendo
pues con ella compartí todo: mi vida, mi trabajo, mi carrera -todo tan perfecto siempre, tan
controlado. Una mujer como ninguna.
¿Lo entienden ahora? No, yo creo que aun no. Son demasiado ingenuos como para saber a
que me refiero. Ocupados siempre en labraros una vida. En labraros un buen futuro,
una senda, o camino que seguir como un rebaño de ovejas junto a su pastor. …Pero,
¿Saben? Necesito hablar con ella. Tengo esa necesidad, que me quema por dentro. La
necesidad de decirle cuanto lo siento. La necesidad de saber si aun la quiero. - ¿que cosas
digo?- ¡claro que la quiero! No estaría aquí si no la quisiera. …
¿Si? ¿Diga? -Preguntaba ella de forma fría- . Sostuve la respiración, permanecía casi muerto,
perplejo, asustado.
las azoteas de mi oficina a las 9 –demasiado tarde quizás-…
No lo entiendo – dijo ella mirando el teléfono- No parecía muy hundido estos últimos días. No,
no es eso, estoy segura. Quizás necesite dinero para sus negocios. No, no creo. Parece no
haberle afectado, pero no lo imagino mucho tiempo fuera de casa. Que situación más
lamentable, -pensé aturdida- No podré evitar llorar, lo sé. Pero no, conseguiré guardar la
calma. No se porque, pero creo que aun le quiero. ¿Por qué me siento así? Ya han pasado
meses de aquello y aun no puedo evitar pensar en el. Me volveré loca si no pongo remedio. –
¿loca por el?-. Aun recuerdo esos 4 años con el. Tan entregado a su trabajo –siempre tan
perfecto y calculador-… Adoraba estar con el, o mejor dicho, le adoraba a el. Era como flotar
en un cielo totalmente incierto, incluso permaneciendo aquí ligada a la tierra.- totalmente loca,
decía para mis adentros....- ¿y que si era todo tan especial? Yo no podía seguir así. Le quería,
mejor dicho, aun le quiero. ¿Lo quiero? La situación era genial, pero siempre tan frío… Tan
alejado. Solo estábamos juntos al salir, en la cama, o incluso a veces al coincidir en casa…
Su lejanía me producía ese amargo dolor que aun me quema, además, me hubiera gustado
tener hijos, y casarnos ¿O no? No lo se, ¿y que si no quiero seguir?.... -No quedaba
mucho tiempo, tenía que ir a verlo-...
Por fin aparece –siempre tan linda y brillante- Jhon, ¿de que quieres hablar?, ya ha pasado
mucho tiempo desde entonces, y espero no tener que hablar de ello. –Ella no me entiende,
solo quiero decirle cuanto la quiero-…Rachel, no quiero que llores más por mí –Mentira, ojala
pudiera llorar yo, tal y como lo haces tu por mi…-. Solo quiero decirte, cuanto te quiero, y que
yo no puedo seguir viviendo sin ti; no si me acostumbraré a la idea de no verte mas. De no
tenerte. Ni siquiera puedo decirte si aun sigo vivo…Quiero que sepas que siempre lo serás
todo para mí.– Yo no sabia como decirle cuanto le quería también, ni siquiera quería hablar de
eso -¡Vaya! Ya me hiciste llorar-.... ¿Jhon?
–Ya nunca más la veré, pensaba de nuevo invisible, sentado en
aquel bordillo de la azotea-.¿Cobarde? Ingenuos –siguen sin entenderme-. Mi tiempo se agota,
mi alma se evapora, desaparece tristemente. Casi ni siquiera existo en el presente. Ya no
podía seguir mas tiempo allí, pues estaba tan frió, que mi piel casi arañaba… como papel de
lija. Espero que algún día ella lo entienda. –Que desafortunado he sido al perderla-….
Sonó el despertador un día más. Rachel comenzaba su vida como cualquier otro día. Un
día soleado. Un día brillante y perfecto; perfecto para salir a jugar, a pasear, o incluso a
trabajar. Se arregló a toda prisa y se preparo para salir. Desayunaba rápidamente, casi
forzada, mirando las noticias:
pobre infeliz –pensé mientras me apresuraba a salir-. Sonó el teléfono. Lo cogí. Me quedé
helada. Era como si en ese instante un calambre hubiera recorrido mi cuerpo, paralizándome,
helando toda mi sangre, rompiéndome el alma en mil pedazos de desesperación –que triste
recuerdo- Partí inmediatamente hacia el lugar del accidente. Aquel cadáver desfigurado,
tapado en medio de aquel charco de sangre a la vista de todo el mundo... Aquel papel
manchado con mi nombre, -como si hubiera quedado firmado dolorosamente-, ¡Era imposible! :
Que afortunada fui al conocerle, y que desafortunada al perderle. Tan vivo. Tan perfecto. Tan
simpático como ninguno… ¿Qué he hecho? –Me preguntaba entre lágrimas-. ¡He matado a
la persona mas amaba!...
¿Me entienden ahora? ¿O siguen en babia? –Pobres ingenuos, gritaba
mientras todo acababa-.
lunes, 14 de abril de 2008
Últimas palabras
Publicado por
Paco Maestre
a las
9:27
Etiquetas: CONCURSO DE RELATO.2007-2008