Despertó con las manos ensangrentadas… No recordaba nada de lo que había
pasado, ni que hacía en aquel lugar, o por qué yacía llena de sangre, ni siquiera quien
era… Se sentía confundida, como recién llegada de ninguna parte y sin saber que hacer.
Al momento decidió actuar, moverse, reaccionar. Fue entonces cuando descubrió que su
cuerpo no le obedecía, tal vez porque tenía una grave herida en la cabeza o porque sus
piernas y brazos estaban llenos de cortes, algunos tan profundos que aún no dejaban de
sangrar, pero…¿porqué?¿Qué había ocurrido allí para que estuviese en ese estado tan
lamentable?...
Fue entonces cuando empezó a recuperar la memoria, la consciencia de qué es lo
que estaba haciendo allí y qué había provocado esos cortes en su cuerpo y la herida de su
cabeza. Vio un cuchillo empapado en sangre tirado en el suelo, un ordenador de
sobremesa, unos libros…era su habitación, en la que había ocurrido todo aquel destrozo.
Se detuvo a contemplar ese afilado cuchillo, y entonces le inundó una ola de angustia al
recordar algo muy importante: ella debía morir… Había comenzado por autolesionarse,
tal vez para hacerse a la idea del dolor que iba a soportar o quizás porque simplemente le
gustaba esa sensación: sentir como su vida se le escapaba poco a poco de su cuerpo, notar
que estaba viva, y que si cerraba los ojos mientras lo hacía, podría asomarse al infierno
por unos segundos. Pero esta vez había ido demasiado lejos, o quizás no todo lo que
hubiera deseado, pues debía morir… Esas palabras resonaban en su cabeza
pues había perdido la consciencia debido a la pérdida de sangre continua durante más
de diez minutos. El golpe en la cabeza era consecuencia de haber caído contra el suelo
cuando las fuerzas le abandonaban. Permanecía de pie porque su cama estaba llena de
papeles y fotos que no quería manchar: notas suyas, algunas fotos…Entonces regresó ese
pensamiento con mas fuerza
fuerzas para levantarse, pero resbaló con el charco de sangre que había formado en el
suelo, aunque no lo suficiente como para volver a caer. Esta vez estaba decidida a hacerlo,
nada la detendría. Se acercó al balcón de su habitación, y con mucha dificultad, consiguió
subirse al borde, de pie… Ya no quería dudas ni arrepentimientos. Además, estaba segura
de que una caída desde aquella altura sería fatal. Pero justo cuando ya todo estaba
perdido, miró hacia abajo y descubrió una figura muy familiar. Ese peinado, esos zapatos,
esa ropa… no cabía duda, era él. Al verle, dudó un instante, empezó a pensar que hacia el
allí, y si aquella era la única solución…Cada vez estaba mas convencida de que aquella
salida no le llevaría a nada, tan solo a provocar el sufrimiento de las personas que de
verdad le importaban, o quizás el de persona a la que mas quería: a él.. Pero su cabeza
aún daba vueltas por el golpe recibido, y mientras que millones de pensamientos la
inundaban, su débil equilibrio le falló, su pie derecho resbaló y sus manos no pudieron
reaccionar a tiempo para evitar lo inevitable. Entonces su cabeza dejó de dar vueltas.
Quizás fuera demasiado tarde, pero ya no quería hacer aquello. Quería volver a disfrutar
de aquellos momentos a solas los dos, sin engaños, aunque solo fuera una vez más.
Cambiaría todos sus recuerdos por una noche más con él... Pero ya era demasiado tarde.
Su cuerpo se liberó de toda atadura mortal y comenzó a descender, como si se tratara de
un pájaro, cada vez a mayor velocidad. Su viaje no duró más de tres segundos, tres
segundos que a ella se les hicieron eternos. Se sentía como un ángel que se acercaba cada
vez más rápido a su objetivo…
Irremediablemente, siempre fue una chica distinta al resto. No le preocupaba lo que
dijeran o pensaran de ella. No le preocupaba el que hacer por las tardes después de salir
de clase, ni tampoco con que chicas quedar para ir al cine. Tan solo deseaba que la
dejaran tranquila; tan solo le importaba él, aquel misterioso joven con el que llevaba
meses compartiendo su vida, sus tristezas y alegrías, a pesar de todos sus continuos
engaños y mentiras... Tenía quince años, pero era más madura que el resto de todos sus
amigos. Su rostro, reflejaba seguridad y tristeza, pero no pena, aunque a decir verdad, no
recibía buen trato de los demás. A pesar de todo, no era una chica triste, le gustaba reírse.
Siempre sonreía sin abrir la boca. Tenía amigos, pero no compartía con ellos sus
pensamientos, sino que eran de esa clase de amigos para pasarlo bien. En definitiva era
una chica extraña, y ella lo sabía…
…Por eso pensó que su muerte resolvería muchos problemas y que ya estaba
preparada para sentir esa aterradora sensación; preparada para que su cuerpo y su alma
se separasen definitivamente. Pensó que sería una experiencia muy interesante… Pero se
equivocó. Estaba confusa, y después de todo lo que había pasado durante sus últimos
meses, solo encontró una salida, en este momento solo esa salida…
La verdad es que todos nacemos en una nube; que todos tenemos nuestro mundo,
más o menos parecido al del resto, pero ella no. Ella nació en una nube diferente al resto,
una nube que en su caso, le llevo a la muerte…
lunes, 14 de abril de 2008
Corazón suicida
Publicado por
Paco Maestre
a las
9:36
Etiquetas: CONCURSO DE RELATO.2007-2008