Este periódico escolar nace como una aventura en la que un grupo de alumnos y de profesores quieren explorar las posibilidades de las herramientas de comunicación que existen en Internet. Está abierto a la colaboración de alumnos y profesores de nuestro Instituto.
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lunes, 14 de abril de 2008

Corazón suicida

Despertó con las manos ensangrentadas… No recordaba nada de lo que había

pasado, ni que hacía en aquel lugar, o por qué yacía llena de sangre, ni siquiera quien

era… Se sentía confundida, como recién llegada de ninguna parte y sin saber que hacer.

Al momento decidió actuar, moverse, reaccionar. Fue entonces cuando descubrió que su

cuerpo no le obedecía, tal vez porque tenía una grave herida en la cabeza o porque sus

piernas y brazos estaban llenos de cortes, algunos tan profundos que aún no dejaban de

sangrar, pero…¿porqué?¿Qué había ocurrido allí para que estuviese en ese estado tan

lamentable?...


Fue entonces cuando empezó a recuperar la memoria, la consciencia de qué es lo

que estaba haciendo allí y qué había provocado esos cortes en su cuerpo y la herida de su

cabeza. Vio un cuchillo empapado en sangre tirado en el suelo, un ordenador de

sobremesa, unos libros…era su habitación, en la que había ocurrido todo aquel destrozo.

Se detuvo a contemplar ese afilado cuchillo, y entonces le inundó una ola de angustia al

recordar algo muy importante: ella debía morir… Había comenzado por autolesionarse,

tal vez para hacerse a la idea del dolor que iba a soportar o quizás porque simplemente le

gustaba esa sensación: sentir como su vida se le escapaba poco a poco de su cuerpo, notar

que estaba viva, y que si cerraba los ojos mientras lo hacía, podría asomarse al infierno

por unos segundos. Pero esta vez había ido demasiado lejos, o quizás no todo lo que

hubiera deseado, pues debía morir… Esas palabras resonaban en su cabeza , pero no había reunido el valor suficiente para hacerlo. La situación era terrible,

pues había perdido la consciencia debido a la pérdida de sangre continua durante más

de diez minutos. El golpe en la cabeza era consecuencia de haber caído contra el suelo

cuando las fuerzas le abandonaban. Permanecía de pie porque su cama estaba llena de

papeles y fotos que no quería manchar: notas suyas, algunas fotos…Entonces regresó ese

pensamiento con mas fuerza …Consiguió hacer acopio de sus últimas

fuerzas para levantarse, pero resbaló con el charco de sangre que había formado en el

suelo, aunque no lo suficiente como para volver a caer. Esta vez estaba decidida a hacerlo,

nada la detendría. Se acercó al balcón de su habitación, y con mucha dificultad, consiguió

subirse al borde, de pie… Ya no quería dudas ni arrepentimientos. Además, estaba segura

de que una caída desde aquella altura sería fatal. Pero justo cuando ya todo estaba

perdido, miró hacia abajo y descubrió una figura muy familiar. Ese peinado, esos zapatos,

esa ropa… no cabía duda, era él. Al verle, dudó un instante, empezó a pensar que hacia el

allí, y si aquella era la única solución…Cada vez estaba mas convencida de que aquella

salida no le llevaría a nada, tan solo a provocar el sufrimiento de las personas que de

verdad le importaban, o quizás el de persona a la que mas quería: a él.. Pero su cabeza

aún daba vueltas por el golpe recibido, y mientras que millones de pensamientos la

inundaban, su débil equilibrio le falló, su pie derecho resbaló y sus manos no pudieron

reaccionar a tiempo para evitar lo inevitable. Entonces su cabeza dejó de dar vueltas.

Quizás fuera demasiado tarde, pero ya no quería hacer aquello. Quería volver a disfrutar

de aquellos momentos a solas los dos, sin engaños, aunque solo fuera una vez más.

Cambiaría todos sus recuerdos por una noche más con él... Pero ya era demasiado tarde.

Su cuerpo se liberó de toda atadura mortal y comenzó a descender, como si se tratara de

un pájaro, cada vez a mayor velocidad. Su viaje no duró más de tres segundos, tres

segundos que a ella se les hicieron eternos. Se sentía como un ángel que se acercaba cada

vez más rápido a su objetivo…

Irremediablemente, siempre fue una chica distinta al resto. No le preocupaba lo que

dijeran o pensaran de ella. No le preocupaba el que hacer por las tardes después de salir

de clase, ni tampoco con que chicas quedar para ir al cine. Tan solo deseaba que la

dejaran tranquila; tan solo le importaba él, aquel misterioso joven con el que llevaba

meses compartiendo su vida, sus tristezas y alegrías, a pesar de todos sus continuos

engaños y mentiras... Tenía quince años, pero era más madura que el resto de todos sus

amigos. Su rostro, reflejaba seguridad y tristeza, pero no pena, aunque a decir verdad, no

recibía buen trato de los demás. A pesar de todo, no era una chica triste, le gustaba reírse.

Siempre sonreía sin abrir la boca. Tenía amigos, pero no compartía con ellos sus

pensamientos, sino que eran de esa clase de amigos para pasarlo bien. En definitiva era

una chica extraña, y ella lo sabía…


…Por eso pensó que su muerte resolvería muchos problemas y que ya estaba

preparada para sentir esa aterradora sensación; preparada para que su cuerpo y su alma

se separasen definitivamente. Pensó que sería una experiencia muy interesante… Pero se

equivocó. Estaba confusa, y después de todo lo que había pasado durante sus últimos

meses, solo encontró una salida, en este momento solo esa salida…


La verdad es que todos nacemos en una nube; que todos tenemos nuestro mundo,

más o menos parecido al del resto, pero ella no. Ella nació en una nube diferente al resto,

una nube que en su caso, le llevo a la muerte…