Se pone fin a la Feria de Abril del 2008. Una Feria que no se olvidará, pero no por su colorido, sino por las lluvias que han azotado a la ciudad hasta la noche del jueves, rompiendo la magia que cubre a esta semana grande, en la que el disfrute y la alegría es proporcional al calor y al sol con los que suele deleitarnos la primavera sevillana.
Pero Sevilla sabe aprovechar cada minuto, cada segundo...y desde el viernes la Feria ha sido un lugar en el que no se podía dar un paso debido a la gran masa de gente que brindaba, bailaba y reía para recuperar los días perdidos, esos días en los que el panorama del Real era desolador debido al temporal.
Todo comenzaba con un lunes en el que la lluvia daba un respiro a la noche sevillana, la noche del típico pescaíto y del alumbrao, que daba comienzo a una Feria pasada por agua. Y desde entonces hasta las horas finales del jueves la lluvia no dejó a los sevillanos disfrutar plenamente del paseo de caballos, de sus trajes de gitana y de los famosos cacharritos.
Todo comenzaba con un lunes en el que la lluvia daba un respiro a la noche sevillana, la noche del típico pescaíto y del alumbrao, que daba comienzo a una Feria pasada por agua. Y desde entonces hasta las horas finales del jueves la lluvia no dejó a los sevillanos disfrutar plenamente del paseo de caballos, de sus trajes de gitana y de los famosos cacharritos.
Y el sol lució, lo que significó el verdadero y tardío inicio a la particular Feria sevillana, los trajes de flamenca lucían como nunca, las casetas estaban a rebosar, las atracciones trabajaban y recuperaban el tiempo perdido... Pero ya sólo queda decir adiós a la Feria y desear que la próxima luzca como nunca.
