Este periódico escolar nace como una aventura en la que un grupo de alumnos y de profesores quieren explorar las posibilidades de las herramientas de comunicación que existen en Internet. Está abierto a la colaboración de alumnos y profesores de nuestro Instituto.
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viernes, 6 de marzo de 2009

Shemá Israel

SHEMÁ ISRAEL

Egipto 1953

¡Hasim deja en paz a tu hermano!, era la frase más escuchada en la casa de los Raabe. Hasim un joven de 12 años siempre estaba chinchando a su hermano Alin dos años menor que él. Rebeca madre de estos, vivía sola con ellos ya que su venerado marido murió en una guerrilla civil.

Hasim era un chico muy bueno, cumplía con las cinco oraciones diarias que le imponía su religión y se creía, a costa de su madre, suficiente mayor para hacer el ayuno del mes de Ramadán.

Una tarde Hasim decidió salir con su hermano a dar una vuelta por el mercado a jugar con sus otros amigos:

“Alin, venga vamos”- dijo Hasim

“Voy espera que termine de abrocharme las sandalias sino madre me regañará”- se excusó su hermano.

Estuvieron jugando hasta muy tarde y anocheció, entonces en la plaza donde jugaban al fútbol, un señor encendió una radio donde se pudo escuchar: “Shemá Israel, elojay ata ahol yahol…” (escuha Israel a Dios, que él es el todopoderoso…), entonces un soldado que controlaba la zona ametralló el aparato y arrestó al pobre mercader alegando que era infiel a Alá.

Hasim se quedó atónito, no por la violencia del soldado ni por el arresto a los que ya estaba casi acostumbrado, sino porque esas palabras… la de la canción, les eran familiares.

¿Dónde las he escuchado antes? se preguntaba Hasim, ya de camino a casa, hasta que se encontró a Tobí, un huérfano cinco años mayor que él de origen judío, con el que solo Hasim se juntaba ya que las otras madres reñían a sus hijos cuando se acercaban a él, “es diferente” decían las otras madres. Hasim le preguntó por la canción:

“Tobí he escuchado en la plaza esta canción dime si te suena: Shemá Israel...”- le cantaba Hasim.

“No, la canción no me suena, pero la letra si, esta escrita en la puerta de mi casa, mi padre la besaba cada vez que salía.”- contó él.

“¿Puedo verla?”- preguntó Hasim con ansias de saber que significaba aquello en aquel lenguaje misterioso que nunca antes había escuchado y le sonaba tan familiar.

“Vale, mañana pásate por casa y te lo muestro”- afirmo Tobí para gozo de su amigo.

A la mañana siguiente Alin, el menor, tatareaba la canción que a su hermano tanto sorprendía, su madre sorprendida le preguntó dónde la había escuchado y le prohibió cantarla fuera de casa.

La madre de Alin, no era una madre cualquiera. No rezaba las oraciones y la detuvieron un par de veces por mostrar un mechón de cabello fuera del velo, pero claro esto se les escapaba a las mentes inocentes de los dos hermanos.

“…entonces un soldado disparó y arrestó…”- contaba Alin a su madre que escuchaba atentamente cada palabra de la historia de su hijo.

“¡Hasim ven ahora mismo!”- ordenó Rebeca.

Hasim tengo que hablar con ustedes dos. Rebeca tragó saliva, se agitó el largo cabello negro y sedoso que peinaba y cuidaba con ahínco, se frotó ligeramente las manos, nerviosa, y cogiendo la de sus hijos abrió la boca:

“Yo…- no podía articular palabra, no sabía como resumirles a sus hijos toda una vida, el significado de la muerte de su esposo, explicarle que murió porque seguía un tal Jesús del cual ellos nunca habían ni oído mencionar y no a Alá al que Hasim aprendía a respetar – hijos -prosiguió Rebeca con dificultad - vuestro padre, no murió en ninguna guerrilla civil –los dos escuchaban atónitos- vuestro querido padre fue ejecutado por seguir a Jesús, por rechazar la religión musulmana, igual que a los padres de Tobí, Hasam. Nosotros creímos que era lo mejor, nos apoyo el tío José, sacerdote cristiano, y los domingo celebrábamos misa en su casa, junto con los padres de Tobí y algunos más. Un domingo que caí enferma, tu padre fue solo el domingo, entonces allí los apresaron y los ejecutaron a todos por conspirar contra la religión islamista y por lo tanto contra el gobierno. El tío José y pocos más lograron emigrar a Jerusalén. Desde entonces yo sigo luchando por intentar seguir la religión que yo quiero, y alejarnos de todo lo impuesto, y tener fe en Jesús, que procede del judaísmo de hay lo de la oración del Shemá… ahora no lo entenderéis pero pronto entenderéis la importancia de ser libres y poder elegir, la importancia de la tolerancia para que cada uno sea lo que quiere ser…

Aquel día no se les olvidará a Hasim ni a Alin en su vida. Pronto ambos junto a su madre, emigraron a Jerusalén donde vivieron un tiempo con su tío José, luego los dos hermanos viajaron a Roma a estudiar, ahora Alin es obispo de Venecia. Por su parte Hasim estudió medicina y está en su tierra de misionero, viajando por toda África ayudando a los más necesitados y predicando a uno por el cual un día dio su padre la vida…