MI YO INMORTAL
Aislado en mi habitación
siento el paisaje.
Nubes de tormenta,
que oscurecen mi alma.
Un silencio sepulcral,
para enterrar mi corazón,
que un día te entregué,
a cambio de tu aliento,
de un sentimiento
puro y sincero,
que dibujara tu amor.
En el espejo de mi vida
veo un cuerpo inerte,
que sin fuerzas,
intenta mantenerse,
sin tu rostro, al alba.
Los días se eternizan
sin que pueda hallar fin,
a este sin-vivir,
que es tu desamor.
Decido soñar,
que el roce de nuestros labios,
endulza el paraíso
en el que ahora no me encuentro.
Gracias a ti, mi amor.
Tus ojos son la cura,
a ésta, mi mirada perdida.
Tus besos, son el agua
que me hace renacer.
Tus caricias,
son los sueños ya cumplidos,
de un inocente niño,
que postrado en la ventana
miraba al cielo estrellado,
y se preguntaba si existían los ángeles,
y si le habían abandonado.
Hoy ese niño
que, aguardaba en su habitación,
no halla respuesta
a tan cruel destino.
Hoy, espera impaciente, el momento
en que el sol y la luna se junten,
para dar paso,
al instante en que,
nuestras manos se rocen
en un arcoíris de ilusión y deseo.
Entonces la música , la armonía,
Apolo y sus flechas, se fundirán
en el renacer de nuestros corazones.
Aislado en mi habitación
siento el paisaje.
Nubes de tormenta,
que oscurecen mi alma.
Un silencio sepulcral,
para enterrar mi corazón,
que un día te entregué,
a cambio de tu aliento,
de un sentimiento
puro y sincero,
que dibujara tu amor.
En el espejo de mi vida
veo un cuerpo inerte,
que sin fuerzas,
intenta mantenerse,
sin tu rostro, al alba.
Los días se eternizan
sin que pueda hallar fin,
a este sin-vivir,
que es tu desamor.
Decido soñar,
que el roce de nuestros labios,
endulza el paraíso
en el que ahora no me encuentro.
Gracias a ti, mi amor.
Tus ojos son la cura,
a ésta, mi mirada perdida.
Tus besos, son el agua
que me hace renacer.
Tus caricias,
son los sueños ya cumplidos,
de un inocente niño,
que postrado en la ventana
miraba al cielo estrellado,
y se preguntaba si existían los ángeles,
y si le habían abandonado.
Hoy ese niño
que, aguardaba en su habitación,
no halla respuesta
a tan cruel destino.
Hoy, espera impaciente, el momento
en que el sol y la luna se junten,
para dar paso,
al instante en que,
nuestras manos se rocen
en un arcoíris de ilusión y deseo.
Entonces la música , la armonía,
Apolo y sus flechas, se fundirán
en el renacer de nuestros corazones.
