Este periódico escolar nace como una aventura en la que un grupo de alumnos y de profesores quieren explorar las posibilidades de las herramientas de comunicación que existen en Internet. Está abierto a la colaboración de alumnos y profesores de nuestro Instituto.
_______________________________________________________________________________________

viernes, 14 de marzo de 2008

La tierra desértica


La tierra desértica


I. La amenaza

Hace ya mucho tiempo, cuando cada pais y continentes ya estaban muy desarrollados los habitantes de la tierra, vivían estupendamente porque en aquellos tiempos no había contaminación; y por eso, al no estar tan contaminada, nuestro planeta era mucho mas bello que hoy en día. Pero esa belleza era una atracción mortal, pues, los seres de otro planeta querían apoderarse de la tierra puesto que su lejano planeta se estaba deteriorando porque allí habitaban demasiados seres y no había suficiente oxigeno, comida y agua para todos. El caso es que llegaron dos enormes naves, tan enormes que cubría media ciudad o incluso más. Las personas, aterrorizadas, huían, pero los mas valientes y curiosos, se quedaron para ver que era esas naves y quien la pilotaba. De allí salieron dos grandes seres de color negro, con varios brazos, con un par de piernas, con un ojo y tres cosas raras que le salían por donde deberían estar las orejas. Eran verdaderamente orripilantes daba náuseas verlos, y además olían a animales en descomposición. Algunos de los que se quedaron hulleron despavorido, no por su aspecto, si no por su olor. Un ciudadano de mediana edad llamado Octolipus dijo:

-no se si me entiendes pero, ¿de dónde venis?. Aquel ser, emitió unos sonidos muy graves, y de repente se puso a hablar en su idioma.Otro ser raro que estaba detrás del otro ser, sacó una minúscula máquina de su “bolsillo”, y se lo tragó. Y empezó a hablar en nuestro idioma. Dijo:

-hola, venimos del planeta 34234, creo que el vuestro es el 34220 ¿ no es así?. Octolipus tomo aire y dijo:

-no, nuestro planeta se llama tierra, ¿a que habéis venido?

- hemos venido para apoderarnos de tu planeta, así que, ya podéis iros de aquí, o, si lo preferis, ser nuestros exclavos, ¿qué te parece?. Octolipus, se quedó callado, y son un suspiro dijo:

-bueno, ¿y por qué habéis elegido nuestro planeta?

-porque es el único planeta mas cercano, y el que tiene todo lo que necesitamos, comida, abundantísima agua, suficiente oxígeno... Y además vuestro planeta es mucho mas grande. Octolipus, no sabía que decir, pero, lo único que se le ocurría para salvar su planeta fue:

-ni hablar, no os dejaremos que os apoderéis de nuestro planeta, os atacaremos si es necesario, somos billones de soldados. Dijo Octolipus exagerando mucho para asustar a aquellos seres.

-¡ja! No me asustas, nosotros somos sixtillones, y sin exagerar, somos el doble; pero, si lo que queréis es guerra, lo tendréis. Y dicho esto, se marcharon de la tierra rápidamente, pero, seguramente, volverían.

II. La llegada

Cuando a Octolipus le dijo aquel ser que iban a atacar, se empezó a marear del susto y de lo que le esperaba. Pasaron los días y Octolipus ya informó de lo que iba a suceder. De inmediato, reunieron todos los ejercitos posibles, y reunieron armas e hicieron miles de armas nuevas y mas fuertes. Aunque Octolipus sabía que no iba servir de nada, pero no perdían nada por intentarlo. Al final llegó el día que Octolipus esperaba, pero, el se quedó sorprendido cuando vio llegar sólo una nave mas pequeña que la anterior. Y al aterrizar, salieron los mismos seres:

-bueno, no hemos podido traer a todos los soldados, pero en vez de combatir, nos llevaremos lo que necesitamos, y punto

-bueno, si es eso lo que preferís... Adelante, pero no abuséis, por favor. Aquel ser se quedó callado un momento, y de repente soltó una carcajada:

-!ja ja ja¡, bueno, en fin cogeré lo necesario. Al acercarse al mar mas cercano, se llevó una desilusión:

-¿cómo?, vuestra agua es salada, nosotros no bebemos esta agua, ¿no tenéis agua dulce?

-no-dijo Octolipus disimulando- solo bebemos esta agua.

-bueno pues, si no puedo beber este agua, haré lo posible para que desaparezca, y lo hago porque me habéis caído muy mal. Y dicho esto, tiró un bote alargado al mar y de repente, un gran remolino empezó a succionar las aguas del mar.

-bueno, si queréis recuperar vuestros océanos, a ver si podéis encontrar el bote que acabo de tirar, !suerte¡ Aquel ser, se marchó, y en cuestión de horas, la tierra se quedó seca y totalmente desértica. Octolipus se quedó un rato deprimido, porque todo el mundo iba a morir. Pero, de pronto, Octolipus se llenó se fuerza y pidió ayuda a quién pudo para buscar aquel bote. Tras la sequedad de todos los océanos, la tierra estaba muy fangosa, y miles de peces y otros animales estaban sin vida. Iba a hacer muy difícil encontrarlo, porque aquel ser tenía mucha fuerza y arrojó el bote bastante lejos. Bueno, al cabo de un rato, muchas personas empezaron la búsqueda de aquel bote, pero, a pesar de todas las personas que habían, no se encontró.

-¡estamos perdidos!. dijo un hombre desesperado

-si, es cierto, vamos a morir. Gritó una señora bastante deprimida. Octolipus, contemplando aquellas personas tristes y deprimidas, dijo:

-no, todo no está acabado aún, si seguimos lamentándonos, seguro que así no lo encontraremos, hay que buscar más, mucho más, sin ni siquiera descansar un poco, y si todos ponemos un poco mas de empeño, lo encontraremos. Todas las personas que le escucharon, sabían que llevaba razón , por lo que, poco a poco, volvieron a buscar de nuevo.

III. El bote

Siguieron y siguieron buscando, y todos estaban a punto de volverse a desvanecer, incluso Octolipus, que asta ahora, no se había desvanecido ni un momento. Pero, de pronto, si previo aviso, un hombre gritó:

-¡aquí, creo que lo e encontrado, venid, deprisa!. Todo el mundo se acercó lo mas rápido posible, pues, la cantidad de barro que había, nos les permitían correr mucho. Al acercarse todos, contemplaron un bote azulado con una inscripción en la tapa del bote, pero no se entendía, puesto que estaba en el idioma de aquellos seres.

-¡bien, ábrelo, rápido!

-¡no!-gritó Octolipus- si lo abres, todos nos ahogaremos, puesto que contiene el agua de todos los océanos. Todos se quedaron un rato callado, pensando como abrir la tapa sin que nadie muriera ahogado. De repente, uno dijo:

-¡ya lo se!, si nos ponemos en la playa y abrimos la tapa hacia el mar, el chorro que salga, irá directamente al mar, y nadie resultará herido.

-no, no vale-volvió a decir Octolipus-puesto que la enorme cantidad de agua que contiene el bote, hará que el que lo abra, salga disparado hacia atrás.

-tu siempre tienes que decir algo negativo para todo ¿no?-dijo una mujer muy enfadada.

-no, sólo lo digo para que nadie resulte herido, nada mas. Aquella mujer se quedó callada, hasta que otro hombre dijo:

-ya lo tengo, si dejamos el bote aquí mismo, y con una de las flechas nuestra le da, se abrirá un agujero y todo se volverá a llenar ¿no es así?

-si, creo que eso vale-dijo Octolipus. Y, dicho esto, se pusieron manos a la obra. Dejaron el bote allí, y todos se alejaron mucho, para evitar desastres. Buscaron al lanzador de flechas mas bueno que había, y a aquel hombre se le exigió mucha prisa puesto que sin agua, la tierra no iba a aguantar mucho tiempo. Todos llegaron a la playa, y se resguardaron en zonas muy elevadas para que el agua no pudieran alcanzarles. La playa se quedó solitaria, sólo había dos hombres, el que iba a lanzar la flecha y Octolipus, que no tenía miedo a nada. Entonces, aquel hombre apuntó el bote y...¡zas! Le dio justo en la tapa, haciéndole un agujero. Todo el agua empezó a salir, las personas contemplaban aquella situación. Empezó a subir un metro, dos, tres... Hasta que, al cabo de varios días, la tierra volvió a hacer la de siempre. Todo el mundo celebró una gran fiesta, y millones de personas nadaban en las aguas del mar. Pero, lo que nadie sabía, es que en la inscripción de la tapa que nadie entendía era: volveremos.

FIN