Transformación
“¿Dices que el aire es inmaterial? Lo único que separa nuestros labios son lagunas etéreas de aire, y ya he perdido la esperanza de atravesarlas”
La vida fue una etapa de insondable angustia para mí. Me faltaban sentimientos por compartir, amor por entregar; necesitaba llenar los espacios en blanco a tu lado… Pero eso nunca te importó. Vivía encerrado en un mundo tan gris que la locura era la llave y el símbolo de la inteligencia, un mundo que tú conocías bien. Soledad. Desesperante soledad, un abandono total. Deseos de entrega y de esperanzas compartidas, de senderos junto a ti lejos de la civilización maldita… Lejos del suplicio infernal. El miedo a traspasar las barreras hizo presa de ti, que me enseñaste a romperlas. Te fugaste, y sólo quedó atrás el recuerdo corrupto de tus besos. ¿Dónde estás? Vacío. Todo permanece en el vacío.
La existencia no era más que otra faceta de la tortura a la que mi espíritu ha estado sometido desde que recuerdo tenerlo como tal… ¿Y qué es éste ahora? ¿Crees imposible que de los sueños nazcan los actos más pasionales, si acaso somos algo más que un sueño? ¿Es que hay alguien lo suficientemente necio para no creerlo así?... Porque ésta es la explicación que doy a mi actual estado, a mi forma de existir, desde la que te busco, alzando la voz allí donde halla una pizca de mí.
Los senderos de mi vida se recorrieron con pasión y anhelo, pero el cansancio los derrotó, mutándolos en un único deseo: Cambio… Seguí buscando los sueños imperecederos de mi alma, pero la verdadera Voluntad inmortal que rige mi conciencia sabía que había que buscarlos de otra forma…, tendría que cambiar algo. Pasaron los días y sentí la llamada más fuerte, sacudiéndome en su intento por mover el fuego de mi interior…
…Noches enteras ante el mar, contemplando la línea imaginaria que separa eternamente el aire de las aguas, apartados el uno del otro por más que luchen por unirse, tan delgada como la frontera que nos separa de la demencia. Sutil, inalcanzable, inexistente y tan poderosa, no obstante, que retiene a las estrellas atadas en el firmamento, desde donde son obligadas a contemplar la magnificencia de las aguas sin poder sumergirse en ellas…
… Y las noches sucedieron a las noches, y el deseo de Cambio se intensificó hasta hacerse insoportable. Entonces, la senda se abrió entre mis pensamientos, la Voluntad superior de Cambio me tomó de la mano y me mostró la senda: caminé hacia la inmensidad azulada que tanto tiempo había contemplado.
…Y sobrevino el Cambio. Noté el agua fresca bañando mi piel a medida que avanzaba. Su tacto era dulce, tan suave que resultaba turbador, y tenía la delicadeza de los ángeles. Tenían el sonido de mil campanas recibiéndome con claros tañidos celestiales que, junto con la luna, hacían de faro la más apacible de las noches. La temperatura del agua aumentaba gradualmente conforme fui sumergiéndome, haciendo de lecho para acogerme… O tal vez fue la mía la que bajó hasta que quedamos igualados en un acto de amor puro... Al poco, tuve la sensación de no tener piel. Estábamos alcanzando tal grado de unión que no necesitaba sujeción, me estaba tornando fluido poco a poco, consumando la unión entre placenteras oleadas de emoción.
La corriente me atraía hacia ella y yo no podía resistirme. Cuando descubrí que ya estaba totalmente sumergido no me sorprendí, ni me pareció extraño que no necesitase respirar, pues me encontraba en un estadio superior. Mis cabellos se deslizaron por detrás de mí, es decir, por detrás del espacio en el que se concentraba mi conciencia, hasta envolverme y difuminar los límites de mi espíritu, que se expandió por la vasta infinitud del océano. Mis sentidos cayeron, la visión se transformó en una delgada franja horizontal que, posteriormente, se dilataría hasta abarcar toda mi dimensión; el sonido se transformó en un murmullo melancólico, que nace en lo más profundo de mí mismo y me arrulla como una nana; del resto, ni siquiera conservo los recuerdos. Mi mente se distiende junto con mi propia esencia, y puedo alzar un tenue rumor mientras fluyo a lo largo de toda mi realidad, como un hálito espiritual libre de las cadenas físicas.
Ahora tengo existencia ilimitada. No sé del tiempo ni del espacio, pero conozco todo cuanto soy, hasta el fragmento más ínfimo de mi superficie. He visto el mundo entero y he salido de él hasta disiparme. Sin embargo, aún no te he visto. Te he llamado en todos los confines de mi ser y las palabras vacías regresan vacías. He entendido que no puedo encontrarte, y sin ti estoy perdido. El precio de mi transformación es mucho más alto del que podría haber imaginado al emprender el viaje sin retorno, pero entonces no sabía que estaba renunciando a ti, que somos demasiado diferentes y siempre lo seremos.
…Porque tú eres aire.