Este periódico escolar nace como una aventura en la que un grupo de alumnos y de profesores quieren explorar las posibilidades de las herramientas de comunicación que existen en Internet. Está abierto a la colaboración de alumnos y profesores de nuestro Instituto.
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jueves, 10 de mayo de 2012

Concurso de Relatos 2012 - Categoria B: El encuentro

EL ENCUENTRO

¿Qué de tiempo verdad? Y parece que fue ayer cuando estaba sola en medio de toda esa gente, extrañas a mis ojos que iban y venían estresados. Cada mañana me sentaba en el banco de la plaza, ¿Recuerdas? aquel banco que miraba a las montañas, al lado de aquel hermoso rosal rojo; y desde allí, contemplaba, ese Sol radiante, salir de detrás de las montañas embriagando con toda su luz.

Ahora es todo diferente, no he vuelto a ver ni un solo amanecer desde entonces, se que parecerá raro, pero, a día de hoy estoy segura de que se me saltarán las lágrimas. ¿Recuerdas cómo nos conocimos? El primer rayo apenas iluminaba el cielo cuando noté como alguien se sentaba en el banco; sorprendida miré al lado y había un joven de mirada extraña, no era como las demás personas siempre preocupadas y serias... Sí, eras tú, un joven con la mirada amable y una sonrisa acogedora.

Recuerdo que vimos amanecer y me preguntaste cosas como que si me gustaba sentarme en ese banco a menudo o si me gustaba aquel rosal; yo estaba muy cortada y a penas te miraba a la cara, pero tu insistencia hizo que me divirtiera y acabamos hablando durante horas. ¡Dios!, nunca he vuelto a reír como lo hice en aquella época.

Cada mañana nos veíamos en aquel banco y pasábamos los días observando todo lo que nos rodeaba: animales, plantas, nubes … Un día me preguntaste que cuál era mi flor favorita, pero no tenía, así que me trajiste un libro que tenías con todas las flores, me hizo gracia pues estaban clasificadas por colores, recuerdo que te reiste cuando me dediqué a ver las flores blancas, te parecía gracioso una chica tan blanca como yo encima le gustasen el color blanco. “La verdad es que te pega y todo” me dijiste.
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Entonces cogiste el libro y buscaste una flor que creías me podía gustar, y efectivamente, desde que me la enseñaste ha sido mi flor favorita, la orquídea blanca. Siempre has sido el que mejor me conocía. Al día siguiente me sorprendiste con un extraño regalo, era una llave y el dibujo de una orquídea blanca, ¿Sabes? Aún hoy la llevo colgada en el cuello. Luego pasó poco tiempo hasta que te fuiste. 

No te diré que no lloré, pues lloré como nunca lo he hecho y espero no volver a repetir.

Un día no viniste al banco a ver el amanecer, no apareciste en todo el día. Fui a buscarte a tu casa, pero allí no había nadie. Te esperé durante semanas pero no aparecías y no volví a sentarme en el banco, no he vuelto a ver el Sol nacer detrás de las montañas ni he vuelto a oler aquellas rosas rojas.

Pero un día me mandaron flores, flores blancas a mi casa. Busqué quien las mandaba, pero fue imposible y cada semana traían un ramo a la puerta de mi casa, hasta que ya no hubo más rosas, vino un hombre a traerme una caja con el dibujo de una orquídea blanca en la tapa, estaba cerrada con llave y no conseguía abrirla hasta que recordé tu regalo, una llave con el dibujo de una orquídea y entonces la caja se abrió y dentro había una carta y el lugar donde podía encontrarte, y aquí estoy. Hoy he sido yo quien te ha traído una flor a ti, una rosa roja, del rosal del banco de la plaza que ya está muy viejo. La rosa está preciosa encima del mármol blanco de tu sepulcro.

Me cuesta contener las lágrimas. El Sol ya está saliendo.