Este periódico escolar nace como una aventura en la que un grupo de alumnos y de profesores quieren explorar las posibilidades de las herramientas de comunicación que existen en Internet. Está abierto a la colaboración de alumnos y profesores de nuestro Instituto.
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martes, 20 de mayo de 2014

Concurso de Relatos 2014 - Categoria B: La vez que tú no me echastes de menos, y yo te eché de más…

¿Has visto? No hay nada delo que tu odiabas. He tirado bolsas llenas de ansiedad, he desechado los miedos, miedos que no sabes cómo transformar en malas pesadillas, y la agresividad que antes me embargaban.

Ahogada en una inmensa oscuridad sin poder respirar, oir, ni ver. Construir un muro tras otro para solidificar la barrera que me separa de lo desconocido. Encerrarme en un baúl junto a la llave que abre la cerradura. Cavar mi propia tumba y esperar a que alguien me rescate. No dejo una vía por la que permitir a los demás entrar, no me dejo si quiera salir.

Y es que sola no entiendo la vida, me encuentro en una calle sin salida.

Le vendí mi alma al diablo a cambio de una razón por la que vivir, encontrar la ilusión que perdí y volver a sentir las ganas de luchar. Le vendí mi alma al diablo a cambio de poder rozar la realidad con la fantasía y ser libre. A cambio de constancia, voluntad y permanencia. Dejar correr mis pensamientos, no encerrarlos en una habitación gris.Participar en un juego de distracción, a cambio de sentirme viva. Le vendí mi alma al diablo y a cambio me enamoré de ti.

Más tarde nuestras bocas se encuentran. Tú me arropas con tus labios y yo me dejo llevar. Y es que si te vas, me pierdo. Vuelvo a estar en un callejon sin salida. Aprovecho cada segundo que paso contigo, bebo de él como si de alcohol se tratara para dejar de ser consciente de la realidad que me rodea…

Inhalo cada palabra que diriges hacia mi, y no sabes lo bien que sienta. Eres mi adiccion, mi elixir, estoy borracha y colocada de ti.

Y juro que el tiempo pasa pero las cosas no cambian y en mi sueño aún aparece el recuerdo de tus dedos en mi espalda, del susurro de un te quiero con las manos enlazadas en el lecho de una cama que aún no vio salir el sol.

Yo te echo de menos y quizás me eches de más y aunque me juro haber cambiado se que ya nada es igual pero sigo esperando una llamada, un aviso, una luz que acabe con mi oscuridad. Y es que aunque he recibido golpes y ninguno dejó rastro en mi piel, miles de cicatrices remiendan mi corazón, que supura dolor y suplica perdón.

Estoy cansada de coserme las alas con lágrimas y es que volar cerca del sol da el calor que siempre sueñas, pero adormece la razón. Estoy cansada de bailar para las estrellas, con el alcohol por amante y el tabaco por galán, y es que aunque no me crean no hay mejor melodía que oírte respirar.

Yo te echo de menos aunque tú me eches de más y he encontrado un recoveco donde forjarme una vez más, reparar cada rotura, cara herida sangrante, recuperar una sonrisa que busque felicidad. Albergar una esperanza, de no volver a caer, de decir adiós a tiempo de olvidarme de querer; buscar solo una piel donde anclarme un par de horas, unos labios que me busquen para no volverme a ver. Un efímero deseo repetido cada noche, entre diferentes sábanas, contra una distinta pared. Y es que he pasado de buscarte a perderme entre las dudas y los miedos son la fuerza que me hacen dejarte atrás.

Tú no me echaste de menos, y yo te echo de más.